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LA GESTÓN ESCOLAR
Definición de gestión
escolar
Gestión escolar es un proceso que enfatiza la
responsabilidad del trabajo en equipo e implica la construcción, diseño y
evaluación del quehacer educativo. Es entendida como la capacidad de generar
nuevas políticas institucionales, involucra a toda la comunidad escolar con
formas de participación democráticas que apoyan el desempeño de docentes y
directivos a través del desarrollo de proyectos educativos adecuados a las
características y necesidades de cada escuela.
Involucra la generación de diagnósticos, el
establecimiento de objetivos y metas, la definición de estrategias y la
organización de los recursos técnicos y humanos para alcanzar las metas
propuestas. Dependiendo de la focalización, es posible identificar grandes
áreas de la gestión escolar: gestión académica, gestión directiva, gestión
administrativa, y gestión de la comunidad.
Procesos
involucrados:
Apoyo para desarrollar una cultura
de la calidad en todos los proyectos a realizar, creando conciencia de
mejoramiento, trabajo en equipo y participación.
Fomentar el uso de instrumentos y
herramientas en la toma de decisiones, organización y seguimiento de los
procesos que se implementan en la institución.
Apoyo en la articulación de
proyectos, con el propósito de dar un sentido a las actividades a la luz de los
propósitos establecidos en la institución educativa. Implementación de
Indicadores de gestión, con el propósito de visualizar el estado de desarrollo
de los procesos.
Sistematización y documentación de
todos los procesos, con el propósito de lograr aprendizajes organizacionales de
los desaciertos y consolidar sostenibilidad.
Gestión educativa y
gestión escolar
El concepto de gestión, tal como se utiliza
actualmente, proviene del mundo de la empresa y atañe a la gerencia. La gestión
se define como la ejecución y el monitoreo de los mecanismos, las acciones y
las medidas necesarios para la consecución de los objetivos de la institución.
La gestión, por consiguiente, implica un fuerte compromiso de sus actores con
la institución y también con los valores y principios de eficacia y eficiencia
de las acciones ejecutadas.
Desde este marco conceptual se entiende que la
conducción de toda institución supone aplicar técnicas de gestión para el
desarrollo de sus acciones y el alcance de sus objetivos.
Cuando se aborda el tema de la gestión
relacionado con la educación, resulta necesario establecer distinciones
conceptuales entre la gestión educativa y la gestión escolar. Mientras la
primera se relaciona con las decisiones de política educativa en la escala más
amplia del sistema de gobierno y la administración de la educación, la segunda
se vincula con las acciones que emprende el equipo de dirección de un
establecimiento educativo en particular. Tanto los procesos de gestión
educativa como los de gestión escolar son secuencias de acciones
deliberadamente elegidas y planificadas en función de determinados objetivos
que posibiliten la tarea de conducción.
La gestión educativa involucra las acciones y
decisiones provenientes de las autoridades políticas y administrativas que
influyen en el desarrollo de las instituciones educativas de una sociedad en
particular. El ámbito de operación de dichas decisiones puede ser el conjunto
del sistema educativo de un municipio, un partido o un departamento, una provincia,
un estado o una nación. Generalmente, las medidas incluidas en la gestión
educativa se articulan con otras políticas públicas implementadas por el
gobierno o autoridad política, como parte de un proyecto político mayor.
Las medidas relativas a la gestión escolar
corresponden al ámbito institucional e involucran objetivos y acciones o
directivas consecuentes con dichos objetivos, que apuntan a lograr una
influencia directa sobre una institución particular de cualquier tipo. Se
trata, en suma, de un nivel de gestión que abarca la institución escolar
singular y su comunidad educativa de referencia.
Toda medida de gestión supone un componente
político, en la medida en que tiende a la concreción de una intencionalidad.
Cuando el ámbito de aplicación es la institución escolar, el interés de la
acción es obtener determinados resultados pedagógicos a través de lo que suele
entenderse por actividad educativa escolar, llevada a cabo por cada comunidad
educativa particular.
Por este motivo -tal como señala Inés
Aguerrondo - todos los miembros de la institución escolar implementan
diariamente decisiones de política educativa cuando organizan equipos de
trabajo en el aula y en la institución, cuando toman medidas administrativas y
de gestión del establecimiento, cuando definen los mecanismos de inscripción de
los estudiantes, las modalidades de evaluación de sus aprendizajes, etc.
La gestión institucional, en particular,
implica impulsar la conducción de la institución escolar hacia determinadas
metas a partir de una planificación educativa, para lo que resultan necesarios
saberes, habilidades y experiencias respecto del medio sobre el que se pretende
operar, así como sobre las prácticas y mecanismos utilizados por las personas
implicadas en las tareas educativas.
En este punto, en estrecha relación con la
actividad de conducción, el concepto de planificación cobra importancia debido
a que permite el desarrollo de las acciones de conducción-administración y
gestión, ya sean educativas o escolares.
En la gestión escolar, la planificación hace
posible la dirección de todo el proceso institucional, y resulta muy necesaria
cuando se intenta producir cambios en el quehacer cotidiano.
Dimensiones de la
gestión escolar
Para el análisis y fundamentación de la
práctica directiva se plantean las siguientes dimensiones de la gestión
educativa que se encuentran presentes en los cinco módulos y se articulan a
partir del eje conductor Planeación–Evaluación del proyecto educativo.
Las dimensiones son:
Dimensión
pedagógico-didáctica
Se refiere a las actividades propias de la
institución educativa que la diferencian de otras y que son caracterizadas por
los vínculos que los actores construyen con el conocimiento y los modelos
didácticos: las modalidades de enseñanza, las teorías de la enseñanza y del
aprendizaje que subyacen a las prácticas docentes, el valor y significado
otorgado a los saberes, los criterios de evaluación de los procesos y
resultados.
Como aspecto central y relevante que orienta o
debería orientar los procesos y las prácticas educativas en el interior y
exterior de los centros escolares se encuentra el currículum.
A partir de identificar, analizar, reflexionar
y discutir colectivamente en las comunidades educativas las finalidades,
intencionalidades y propósitos que se plantean desde el primer nivel de
concreción del currículum, es factible arribar, en primer lugar, al mayor
número de consensos para comprender el qué, cuándo, cómo y por qué de los
aprendizajes de los alumnos y, por consiguiente, de su evaluación.
En segundo lugar es preciso partir de los
planteamientos curriculares para identificar, analizar y sistematizar las
problemáticas que requieren ser atendidas para el desarrollo y concreción de
los aprendizajes en los alumnos.
Finalmente, con esta base de reflexión
colectiva, discutir y arribar a consensos sobre la pertinencia de los
planteamientos curriculares prescritos y proponer las finalidades e
intencionalidades educativas bajo las cuales la escuela y su comunidad
orientará su estrategia de intervención educativa.
Con el fin de orientar los trabajos
colaborativos en las comunidades de práctica, durante el desarrollo de su
proyecto educativo, resulta fundamental que los directivos identifiquen y
analicen los planteamientos curriculares determinados para el nivel de
Educación Básica y, a partir de ello, ubiquen sus procesos y prácticas (dentro
y fuera de las escuelas).
Es importante analizar y reflexionar sobre los
niveles de concreción que tiene el currículum. En el primer nivel solo se hacen
las prescripciones correspondientes pero no se consideran las características
particulares de cada escuela y, mucho menos, las problemáticas que enfrenta
para los aprendizajes de los alumnos.
El segundo nivel, es donde se concreta el
diseño, desarrollo, evaluación y seguimiento del proyecto educativo de la
escuela. En este segundo nivel de concreción es donde aparecen las
interpretaciones, análisis y consensos que la comunidad educativa debe
construir sobre las intencionalidades y fines educativos planteados desde el
primer nivel de concreción.
“Este concepto es recuperado de Wenger, E. En
su texto “Comunidades de práctica. Aprendizaje, significado e identidad”. Ed.
Piados. 1998.”
Es en la escuela, ubicada como nivel de
concreción curricular, de donde parte la necesidad de construir y reconstruir
una cultura colaborativa que genere una participación comprometida y
responsable en los actores del hecho educativo durante los procesos y prácticas
educativas. El tercer nivel de concreción curricular es el aula, en donde con
los consensos sobre el qué, cómo, cuándo y porque enseñar y evaluar, los
aprendizajes de los alumnos no dependen del azar y de la arbitrariedad en el
proceso de enseñanza–aprendizaje.
No se trata de arribar al conocimiento
exhaustivo de la teoría curricular, en cuanto al diseño, desarrollo y
evaluación, pero si a la identificación de los elementos centrales de éstos
planteamientos para estar en posibilidad de contextualizar las problemáticas
que se determinen atender.
Dimensión comunitaria.
Es el conjunto de actividades que promueven la
participación de los diferentes actores en la toma de decisiones y en las
actividades de cada centro. Se incluye también el modo o las perspectivas
culturales en que cada institución considera las demandas, las exigencias y los
problemas que recibe de su entorno (vínculos entre escuela y comunidad:
demandas, exigencias y problemas; participación: niveles, formas, obstáculos
límites, organización; reglas de convivencia).
En esta dimensión resulta imprescindible el
análisis y reflexión sobre la cultura de cada escuela. Al tener identificadas,
caracterizadas, organizadas, y jerarquizadas las problemáticas educativas de la
escuela, zona escolar o de supervisión resulta importante la construcción
colectiva de un proyecto que permita atender desde distintos escenarios,
ámbitos y niveles las causas y consecuencias de dichas problemáticas. Para tal
fin es conveniente considerar la cultura que las comunidades han construido,
desarrollado y reproducido a lo largo de su práctica educativa en un tiempo y
espacio determinado.
Configurada la cultura de la comunidad que va a
poner en marcha un proyecto determinado, se está en posibilidad de seleccionar
conjuntamente el tipo de estrategias a seguir durante el desarrollo, evaluación
y seguimiento del proyecto educativo en cuestión. En éste sentido, es
importante conocer las interacciones significativas, que se producen consciente
e inconscientemente entre los individuos en una determinada institución social
como lo es la escuela y que determinan sus modos de pensar, sentir y
actuar.
Resulta importante decodificar la realidad
social que constituye dicha institución para encontrar colectivamente el camino
hacia el mejoramiento de los procesos educativos en la escuela. Es decir,
entender e interpretar el conjunto de significados y comportamientos que genera
la escuela como institución social para la concreción de las finalidades e
intencionalidades educativas y sociales que tiene asignada y lograr el mayor
compromiso y responsabilidad en la atención de las problemáticas educativas
diagnosticadas.
Para entender y comprender las interacciones es
necesario identificar la relación que existe entre la política educativa y las
prácticas escolares que se llevan a cabo dentro y fuera de la escuela,
valorando las correspondencias y las discrepancias que provoca la dinámica
interactiva entre las características de las estructuras organizativas y las
actitudes, intereses, roles y comportamientos de los individuos y de los
grupos.
Las comunidades educativas de las escuelas no
aceptan tan fácilmente la imposición de formas y estilos de trabajo distintos a
sus tradiciones, costumbres, rutinas, rituales e inercias que se esfuerzan en
conservar y reproducir como parte significativa de su identidad institucional,
ya que están fuertemente determinados por sus valores, expectativas y
creencias.
Por tal razón resulta indispensable que a
través de la búsqueda y experiencia reflexiva sobre la cultura de la comunidad
educativa se tienda a su reconstrucción para generar de manera natural y
espontánea la necesidad del trabajo colaborativo en la concreción de
aprendizajes significativos de los alumnos.
Entender lo que sucede en la escuela supone un
tratamiento interdisciplinario, ya que las múltiples dimensiones de la misma
están conectadas e interrelacionadas a través de las influencias mutuas de muy
diversa naturaleza. Estas dimensiones están caracterizadas por elementos particulares
que hacen necesario su análisis, reflexión y discusión. Desde luego que para
intervenir sobre la realidad escolar es imprescindible partir de esta visión
integral y provocar el cambio en este mismo sentido.
Dimensión
administrativa.
Analiza las acciones de gobierno que incluyen
estrategias de manejo de recursos humanos, financieros y tiempos requeridos,
así como el manejo de la información significativa que, tanto desde el plano
retrospectivo como desde el prospectivo, contribuya con la toma de
decisiones.
Esta dimensión se refiere a todos los procesos
técnicos que apoyarán la elaboración y puesta en marcha del proyecto educativo,
así como la rendición de cuentas ante la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público y la Secretaría de la Contraloría
La dimensión administrativa se vincula con las
tareas que se requieren realizar para suministrar, con oportunidad, los
recursos humanos, materiales y financieros disponibles para alcanzar los
objetivos de una institución, así como con las múltiples demandas cotidianas,
los conflictos y la negociación, con el objeto de conciliar los intereses
individuales con los institucionales.
En este sentido, administrar implica tomar
decisiones y ejecutarlas para concretar acciones y con ello alcanzar los
objetivos. Sin embargo, cuando estas tareas se desvirtúan en prácticas rituales
y mecánicas conforme a normas, sólo para responder a controles y formalidades,
como se entiende actualmente a la burocracia, entonces, promueve efectos
perniciosos que se alejan de sus principios originales de atención, cuidado,
suministro y provisión de recursos para el adecuado funcionamiento de la
organización. En este contexto, la dimensión administrativa, es una herramienta
para planear estrategias considerando el adecuado uso de los recursos y tiempo
disponibles.
Desde que la educación básica existe, es la
primera vez que escuelas públicas reciben y recibirán apoyo económico de los
gobiernos estatales y del gobierno federal para operar recursos financieros,
por ello se hace necesario que el directivo de este nivel educativo se le debe
apoyar en la operación y distribución de dichos recursos.
Es importante señalar que estas dimensiones no
se presentan desarticuladas en la práctica cotidiana, por lo que las acciones o
decisiones que se llevan a efecto en alguna de ellas tienen su impacto
específico en las otras; la desagregación que aquí se hace es por razones
didácticas y de sistematización.
Dimensión
organizacional.
Los profesores y directivos, así como los
estudiantes y los padres de familia, desarrollan su actividad educativa en el
marco de una organización, juntos con otros compañeros, bajo ciertas normas y
exigencias institucionales, y no en la falacia de una campana de cristal como
podría ser el salón de clases. Esta dimensión ofrece un marco para la
sistematización y análisis de las acciones referidas a aquellos aspectos de
estructura que en cada centro educativo dan cuenta de un estilo de
funcionamiento.
Entre estos aspectos se consideran tanto los
que pertenecen a la estructura formal (los organigramas, la distribución de
tareas y la división del trabajo, el uso del tiempo y de los espacios) como los
que conforman la estructura informal (vínculos y estilos en que los actores de
la institución dan cuerpo y sentido a la estructura formal, a través de los
roles que asumen sus integrantes).
En ésta dimensión es pertinente valorar el
desarrollo de capacidades individuales y colectivas y la facilitación de las condiciones
estructurales y organizativas para que la escuela pueda decidir, de manera
autónoma y competente y sin perder de vista sus finalidades educativas, las
transformaciones que requiere la evolución del contexto escolar.
Este proceso implica una experiencia de
aprendizaje y experimentación para quienes participan en él. Provocando la
modificación consciente y autónomamente decidida, tanto de las prácticas y de
las estructuras organizativas de la escuela como de las percepciones de los
directivos, docentes y alumnos sobre sus roles, compromisos y responsabilidades
en la compleja tarea de educar a las nuevas generaciones.
Lo fundamental recae en facilitar la
consecución de los propósitos educativos a través del esfuerzo sistemático y
sostenido dirigido a modificar las condiciones en el aprendizaje y otras
condiciones internas, organizativas y de clima social. Por lo que es necesario
hablar de perfeccionamiento, innovación, y mejora de los procesos educativos en
las instituciones escolares, tomando como referencia el grado de consecución y
práctica de los valores que consideramos educativos desde nuestra dimensión
ética y profesional.
En este sentido la reflexión sobre la
organización, sobre su flexibilidad, sobre la dinámica del cambio organizativo
debe estar situada en primer plano y no relegada a un segundo.
Además, las organizaciones que educan requieren
desarrollar características como la racionalidad y la colegialidad pero
fundamentalmente la flexibilidad, la cual requiere de procesos de sensibilización
a la necesidad de cambio, unas estructuras capaces de cambiar con autonomía y
agilidad y más personas con actitudes abiertas para impulsar y llevar a cabo
adaptaciones y concretar significativamente las intencionalidades educativas de
las escuelas.
Los mejores diseños y proyectos curriculares,
si no tienen en cuenta el contexto organizativo donde se van a desarrollar y si
no se plantean las exigencias de cambio que han de llevarse a cabo en las
organizaciones, no tendrán al mejoramiento y transformación.
RESPONSABILIDADES DE
LA DIRECCIÓN ESCOLAR
La Dirección Escolar coordina una gran
diversidad de servicios estudiantiles y está presente desde el proceso de
admisión hasta la titulación. Entre sus principales funciones destacan
las siguientes:
A. Lleva a cabo el proceso de
admisión.
B. Registra y actualiza los expedientes
de cada estudiante.
C. Es el vínculo con la Secretaria de
Educación Pública, tanto para efectuar los trámites individuales por alumno
como para mantener al corriente los registros y actualizaciones de los planes
de estudio.
D. Es la encargada de organizar y
coordinar los procesos de inscripción y reinscripción.
E. Es la única entidad oficial que
puede expedir constancias de estudios y calificaciones, ya que es la Dirección
que registra y resguarda la historia académica de todos los alumnos.
F. Es la Dirección que vigila el
cumplimiento del Reglamento de Alumnos, por lo que es también la encargada de
aplicar las sanciones académicas cuando un alumno entra en problemas con la
Institución, ya sea por un mal desempeño académico o por faltas de probidad,
situación que incluso puede llevar a que un alumno sea dado de baja temporal o
definitivamente.
G. Es la responsable de la oficina del
Servicio Social.
H. Es el área encargada de tramitar el
Título Profesional y la Cédula ante la SEP, una vez que el alumno aprueba todas
sus materias y su examen profesional.
Definición
de Dirección Escolar
Anteriormente este puesto era asumido por una
persona que se encargaba de organizar tanto programas, plantillas docentes,
normas escolares, atención a los alumnos hasta cuestiones de índole
administrativo; hoy en día la participación es un concepto que permea a la
mayoría de las instituciones y partiendo de tal entendido se ha constituido a
la dirección escolar en dependencias que permiten agilizar las labores y es de
esta forma como se concibe una organización participativa que se designa con el
nombre de dirección escolar, formado por pequeños equipos de apoyo.
Pasos de la Dirección Escolar
CONTROL. El control es una etapa primordial
en la administración, pues, aunque una empresa cuente con magníficos planes,
una estructura organizacional adecuada y una dirección eficiente, el ejecutivo
no podrá verificar cuál es la situación real de la organización y no existe un
mecanismo que se cerciore e informe si los hechos van de acuerdo con los
objetivos.
PLANIFICACIÓN. La planificación es un proceso
gradual, por el que se establece el esfuerzo necesario para cumplir con los
objetivos de un proyecto en un tiempo u horario que se debe cumplir para que la
planificación sea exitosa. En este proceso permite además, refinar los
objetivos que dieron origen al proyecto.
ORGANIZACIÓN. Las organizaciones son sistemas
sociales diseñados para lograr metas y objetivos por medio de los recursos
humanos o de la gestión del talento humano y de otro tipo. También se definen
como un convenio sistemático entre personas para lograr algún propósito
específico. Las Organizaciones son el objeto de estudio de la Ciencia de la
Administración, y a su vez de algunas áreas de estudio de otras disciplinas
como la Sociología, la Economía y la Psicología.
LA TOMA DE DECISIONES. Es el proceso mediante el cual se
realiza una elección entre las alternativas o formas para resolver diferentes
situaciones de la vida, estas se pueden presentar en diferentes contextos: a
nivel laboral, familiar, sentimental, empresarial (utilizando metodologías
cuantitativas que brinda la administración), etc., es decir, en todo momento se
toman decisiones, la diferencia entre cada una de estas es el proceso o la
forma en la cual se llega a ellas. La toma de decisiones consiste, básicamente,
en elegir una alternativa entre las disponibles, a los efectos de resolver un
problema actual o potencial, (Aun cuando no se evidencie un conflicto
latente).
Para tomar una decisión, no importa su
naturaleza, es necesario conocer, comprender, analizar un problema, para así
poder darle solución; en algunos casos por ser tan simples y cotidianos, este
proceso se realiza de forma implícita y se soluciona muy rápidamente, pero
existen otros casos en los cuales las consecuencias de una mala o buena
elección puede tener repercusiones en la vida y si es en un contexto laboral en
el éxito o fracaso de la organización, para los cuales es necesario realizar un
proceso más estructurado que puede dar más seguridad e información para
resolver el problema. Las decisiones nos atañen a todos ya que gracias a ellas
podemos tener una opinión crítica.
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