martes, 1 de noviembre de 2016

IMPACTO DE LAS NORMAS EN LAS INSTITUCIONES

INTRODUCIÓN

Al hablar sobre el tema de normas, generalmente lo asociamos  a lo referente a las leyes que rigen a nuestra sociedad o nación; sin embargo, las normas las podemos encontrar a cada lugar donde vayamos, desde un hogar, una iglesia, una escuela, nuestro trabajo  o cualquier institución. Están las normas que nos imponemos a nosotros mismos sin que nadie las sepa y aun de manera inconsciente y están las normas que se establecen en cada lugar a las cuales debemos sujetarnos si estamos interesados en pertenecer a dicho grupo o institución, según sea el caso.
En el presente ensayo se hablará de la importancia que dichas normas tienen en las instituciones, pero yendo más allá, se profundizará en lo referente a las normas en las instituciones educativas, ya que son  las que más nos conciernen como estudiantes de educación.
Toda institución de cualquier tipo, por regla general es regida por así decirlo, por una serie de normas, reglas, leyes, reglamentos etcétera. estas son las que permiten que esa institución pueda funcionar, pues a través de ellas es como se regula el comportamiento de los miembros  de la institución; pensemos por un momento en cómo funcionaría cualquier institución si no tuviera normas, ya que una cosa es el tenerlas y que algunas personas no las respeten y otra muy distinta es el no contar con ellas, ya que en el primer caso, al no ser cumplida una norma, se establecen las sanciones correspondientes, en cambio en la segunda, simplemente sería  un caos, pues cada quien actuaría como mejor le pareciera; de ahí la importancia de las normas en las instituciones de cualquier giro.
En términos generales, las normas imponen límites a la actuación de las personas comprometiéndolas con ciertas pautas de comportamiento para lograr el bienestar común. Su existencia permite saber lo que se vale o no en las relaciones sociales, lo permitido y lo prohibido en ciertas circunstancias, así como las obligaciones y responsabilidades que deben asumirse en un espacio común.

DESARROLLO

Toda institución por más sencilla que parezca cumple  normas, no solamente las que se plantean internamente pues también debe de cumplir con algunas externas, estas pueden ser fiscales, de salud, ambientales, de seguridad, legales, jurídicas etcétera;  a este conjunto de normas se les llama normatividad.
Antes de dar continuidad considero de suma importancia definir qué son las normas. Se conoce como norma a  toda aquella ley o regla que se establece para ser cumplida por un sujeto específico en un espacio y lugar también específico. Las normas son las pautas de ordenamiento social que se establecen en una comunidad humana para organizar el comportamiento, las actitudes y las diferentes formas de actuar de modo de no entorpecer el bien común.
A lo largo de la historia, las diferentes sociedades han establecido su conjunto particular de normas y leyes sociales que tienen siempre que ver con las estructuras de pensamiento, los modos de entender el mundo y aquello que las rodea, los valores considerados morales, etc. Esto hace que cada conjunto de normas sociales sean específicas y particulares a esa comunidad y que se organicen de tal manera en relación a las necesidades e intereses de esa comunidad.
Las normas han sido tradicionalmente orales y el hecho de convertirse en escritas es lo que las hace volverse universales y objetivas ya que se limita el abuso interpretativo que las partes pueden realizar al estar establecidas sólo en la conciencia. Las normas jurídicas actuales son la herencia del derecho romano, uno de los conjuntos de normas y leyes más complejos de la antigüedad. Al hablar de normas jurídicas, seguimos haciendo referencia a pautas de comportamiento pero estas se vuelven mucho más específicas y en muchos casos pueden no abarcar actitudes y valores morales que ya se dan por sentado y no se consideran necesarios poner por escrito.
Las normas pueden estar, además, organizadas y clasificadas de acuerdo a los problemas y temáticas sobre las cual versen: temáticas económicas, familiares, políticas, laborales, penales y muchas otras. Esto permite acceder de manera más fácil y rápida a las secciones correspondientes de normas cuando son necesarias.
Del mismo modo que todas las sociedades cuentan con sus conjuntos de normas y leyes, todas cuentan con diversos sistemas de castigos y penalidades para aquellos sujetos que no las cumplan o respeten y que entren así en la categoría de individuos peligrosos para la sociedad. Las penas y castigos pueden variar en intensidad dependiendo del tipo de crimen así como también del tipo de sociedad o comunidad en la cual se cometan los delitos, siendo algunas más duras y represivas que otras.
Un ejemplo sería, si hablamos de una institución educativa de nivel primaria  y que fuera publica, está por regla debe de tener un reglamento interno, debe de estar afiliada al sistema educativo nacional, todo el plan de estudio es proporcionado por la SEP, su política interna debe estar alineada con la política vigente del  sistema educativo nacional y a través de todo ese conjunto de normas permite que la escuela funciona.

Existen, al menos, cuatro clases de normas que conviene describir para señalar las diferencias derivadas de la esfera de comportamientos que regulan y sus similitudes con las incluidas en los reglamentos escolares y de aula:

1.- Normas de cortesía: También conocidas como reglas de urbanidad y buen trato, o convencionalismos sociales. En ellas se ubican prácticas y rituales sociales, hábitos de comportamiento que demuestran amabilidad, aprecio y consideración por otros. Ejemplos: llegar puntual a una cita, saludar a las personas que se encuentra uno en el camino; comer con la boca cerrada y sin hacer ruido; dar las gracias a quien hace un favor.  Su incumplimiento tiene como sanción el rechazo o censura del grupo.
2.- Normas religiosas: Se trata de normas de conducta que siguen quienes pertenecen a una confesión religiosa. Los mandatos se asumen como órdenes dadas por una divinidad y suelen estar registrados en libros o documentos sagrados. Las normas también pueden ser dictadas por autoridades religiosas (ministros de culto, sacerdotes, pastores…). Ejemplos: no robar, no mentir, rezar, participar en ceremonias religiosas. Si dichas normas no se cumplen la consecuencia varía de una religión va otra. Si no existe arrepentimiento, puede ser perder la  gracia divina o no gozar de una vida eterna.
3.- Normas morales: Son las que cada persona asume para sí, por convencimiento propio (autonomía moral), o por influencia de otras personas como familiares, amigos. Son diversas y plurales como las mismas sociedades; sin embargo, lo deseable es que las normas de la moral de una persona o grupo social específico no afecten o atenten contra los derechos de otros y, por tanto, sean congruentes con un mínimo ético en la vida ciudadana. Al ser omitidas, su sanción o consecuencia es la sensación de malestar consigo mismo, arrepentimiento o remordimiento de conciencia. Rechazo del grupo de pertenencia.
4.- Normas jurídicas e institucionales: Son elaboradas por autoridades o representantes de los ciudadanos, quienes conforman el poder legislativo en nuestro país. Ponen límites a la libertad individual, pero también a los miembros del gobierno. Prohíben ciertas conductas, establecen obligaciones y protegen derechos. Están inspiradas en valores o principios éticos compartidos y muchos de ellos incluidos en los derechos humanos. Su omisión tiene como consecuencia Privar o restringir libertades y derechos, pero con enfoque basado en principios éticos como la dignidad humana y el respeto a los derechos fundamentales. Aplicación de sanciones establecidas en códigos civiles y penales.
Como se puede apreciar, en cada tipo de norma, existe una sanción a su incumplimiento, es decir, cada acción tiene una consecuencia.
Como sucede en toda institución social, el reglamento o el conjunto de normas reviste de una clara importancia para ordenar la convivencia y guiar los comportamientos de todos los individuos que de ella forman parte. Esto sucede con una de las instituciones más modernas pero al mismo tiempo más asimiladas por las sociedades de todo el mundo: la escuela.  
En la escuela alumnos de diferentes edades asisten para ser educados en numerosos conocimientos y también para aprender a convivir en sociedad. La escuela cumple un rol educativo de significativa importancia a lo largo de la vida de cada persona, especialmente si tenemos en cuenta que un individuo ocupa allí gran parte de su tiempo diario y desde la más tierna infancia hasta el final de la adolescencia. La institución educativa tiene como objetivo el pasaje y la transmisión de un gran número de contenidos y conocimientos que han sido elegidos como representativos de una cultura o de un modo de pensar y considerados al mismo tiempo como aquellos que deben pasar de generación en generación para la supervivencia de la raza humana o de una sociedad específica.
Pero por otro lado, la institución escolar cumple un rol secundario que no puede dejarse de lado y que es aquel que tiene que ver con la adaptación de los sujetos a la vida en sociedad, a la comunidad en la que viven y a sus características particulares. Así, la escuela sirve como enseñanza de hábitos, costumbres y comportamientos que deberán ayudar al niño o niña a adaptarse mejor a la vida en sociedad y que le servirán también a esta última para asegurarse la convivencia pacífica y ordenada.
Aquí es donde entra con gran fuerza e importancia el rol del reglamento escolar, aquel que establece todas las pautas de comportamiento, de reglas y de formas de sociabilidad que perduran desde el ingreso del niño o niña a la institución hasta su egreso. El reglamento escolar muchas veces tiene que ver con aspectos específicos de la institución como el cumplimiento de horarios, el respeto por el uso de determinadas vestimentas, el respeto hacia el otro, etc. Sin embargo, todas estas reglamentaciones tienen un sustrato social ya que hacen que la persona pueda luego comprender su importancia a la hora de, por ejemplo, formar una familia, conseguir un trabajo, iniciar una carrera educativa superior.
Los reglamentos escolares pueden variar en exigencia y en formalidad dependiendo de cada institución y de lo que la misma elija como estudiantes apropiados, pero por lo general versan siempre sobre las mismas conductas y hábitos de respeto, tolerancia, educación y orden.

Los reglamentos requieren cierta estructura. sus principales componentes son:

Principios, propósitos o sentido del reglamento: Es un componente escasamente presente en los reglamentos pero de gran relevancia, porque es el lugar en el que la escuela plantea con claridad, por ejemplo, cómo concibe la idea de reglamento, cuál es la intención que le da y qué se espera proteger con él.
Reglas: Son el cuerpo principal de los reglamentos. De hecho, una alta proporción contienen sólo este componente; es el caso principalmente de los reglamentos de aula, que básicamente son listas breves de reglas. En los escolares, la estructura y la organización de las reglas se vuelven complejas y aparecen desglosadas por tema, por destinatario o por bloques de derechos y obligaciones.
Faltas: Este componente está presente de forma explícita o tácita en una parte de los reglamentos. Se distinguen de las reglas porque no señalan lo prohibido o permitido, sino aquellas conductas que serán merecedoras de sanción. Su presencia resulta relevante ya que con bastante frecuencia los reglamentos revisados establecen sólo sanciones genéricas y no indican de forma clara o específica qué conductas serán las sancionadas.
Sanciones: Las sanciones están presentes en muchos reglamentos de dos formas distintas. En una de ellas se les incorpora a través de un apartado explícito del documento, dedicado ya sea a señalar sanciones puntuales para acciones determinadas, o bien, a indicar aquellas que pueden considerarse como genéricas es decir, no específicas en el reglamento en relación con el hecho con el que están asociadas, sino que sólo son sanciones posibles. La segunda forma de incorporación es enunciándolas de manera implícita dentro de las reglas. No se dedica un apartado distinto, sino que se intercala a lo largo del reglamento. En varios casos incluso se les redacta como reglas.

Hay diversos tipos de reglamentos en las instituciones:

Reglamentos que enfatizan la prohibición de conductas: Son reglamentos cuyo contenido de conjunto está dedicado, predominante aunque no exclusivamente, a señalar conductas prohibidas y sancionadas. Si bien todo reglamento tiene como uno de sus propósitos acotar en alguna medida la libertad (marcar fronteras en función de principios o necesidades), la característica de éstos es su claro enfoque en la coerción sin muchos argumentos que la expliquen. Por lo general la enunciación es en un sentido abiertamente negativo: No comer en clase, No golpear a mis compañeros, pero en otros casos parece evitarse el uso de la palabra no sustituyéndola por un equivalente como evitar o  está prohibido.
Reglamentos que enfatizan conductas, actitudes o formas de ser esperadas: En estos reglamentos predomina un lenguaje en sentido positivo que indica lo que se espera que realice o que sea el estudiante (o los padres) en vez de señalar lo que no debe hacerse. En ocasiones esto se expresa a modo de un deber, mientras que en otras es una afirmación, una indicación clara sobre alguna conducta o una exhortación a ser o actuar de cierta manera. Por ejemplo: Debo obedecer a mi maestra. Debo guardar silencio. Debo recoger mi material. Debo recoger mis cosas. Debo pedir permiso para ir al baño.
Reglamentos que enfatizan el equilibrio entre lo prohibido y lo esperado: Son reglamentos que no sólo combinan reglas de los estilos anteriores, sino que además lo hacen de manera explícita con el fin de establecer con toda claridad ambos escenarios. Se trata de casos contados pero que resultan relevantes por la contundencia de la distinción y por el enfoque restrictivo que algunos ofrecen. Por ejemplo:
Lo que se debe hacer: Ser puntual. Ser honesto. Ser respetuoso. Ser participativo. Ser responsable.  Ser amable. Ser comunicativo. Ser honrado.
Lo que no se debe hacer: Ser desordenado. Ser prepotente. Ser violento. Ser negativo.
Reglamentos que enfatizan derechos y obligaciones: Se trata de un estilo presente en un grupo considerable de reglamentos. Llaman la atención, ya que una enunciación de este tipo pone de relieve el lugar de la escuela como espacio público en el que no sólo hay reglas que cumplir, sino que también se tienen derechos que se pueden ejercer. Su presencia llega a ser tan relevante para estas escuelas que se constituye en el eje que estructura el reglamento. Es decir, el reglamento es en sí mismo una carta de derechos y obligaciones. Un ejemplo: Tiene derecho a recibir atención respetuosa del maestro y protección del personal docente, directivo y auxiliar del plantel.  Derecho a solicitar permiso para faltar a la escuela en caso de enfermedad o necesidad.
Normas que establecen lo que ya es, lo que está establecido y no depende de una acción. Es relativamente recurrente encontrar en los reglamentos alusiones de este tipo, que en algunos casos resultaban más cercanas a enunciados informativos que a reglas propiamente dichas. Son contenidos que algunas escuelas consideran necesario incluir porque dejan asentados principios, enfoques pedagógicos o condiciones administrativas de las que pueden desprenderse reglas .Por ejemplo: “Promovemos el conocimiento, uso y circulación de los libros en la escuela y las aulas; para ello contamos con una comisión responsable”.
Normas que describen procedimientos: indican cómo hacer cosas, qué método se seguirá para cumplir con alguna tarea o cumplir un propósito. Es un tipo de norma sumamente y particularmente se utiliza para destacar procedimientos administrativos y de organización, ya sea escolar o dentro del aula. Algunos ejemplos de éstas son: “Debo pedir permiso para ir al baño”, “En el caso de enfermedades, es obligación de los padres dar aviso a tiempo para evitar ser dados de baja, y con relación a enfermedades infecciosas, se debe aislar al niño el tiempo conveniente y se le recibirá nuevamente previa autorización médica”.
Normas que comprometen al sujeto a hacer algo: esto puede implicar el cumplimiento de deberes, la adopción de compromisos e incluso el ejercicio activo de derechos. Aquí pueden incluirse varios de los ejemplos señalados en los estilos de reglamentos mencionados previamente, como el caso de las normas de convivencia: “ser respetuosos”, “no debo golpear a mis compañeros”.

¿A quién van dirigidas las normas?

En el caso de los reglamentos escolares, es posible identificar tres sujetos claros de la normatividad: estudiantes, padres o tutores y docentes.
La mayoría de las normas tienen como destinatario a los estudiantes, asumiéndolos como el principal sujeto cuya conducta requiere ser normada.
En un segundo plano se encuentran los padres de familia o tutores a quienes se involucra fundamentalmente en dos asuntos: el cumplimiento de procedimientos escolares y el apoyo a procesos formativos. Este sujeto de la normatividad aparece en un buen número de reglamentos escolares entre los que destaca notablemente el caso de preescolar. Esta situación cambia conforme avanza el nivel educativo y adquiere un enfoque notablemente distinto.
Respecto al tercer destinatario, los docentes, existe un grupo muy reducido de normas dirigidas a ellos y que aluden a asuntos diversos: la mayoría son relativas a la clarificación de sus funciones, a la realización de procedimientos administrativos y a los derechos laborales que como trabajadores poseen. Es evidente la ausencia del docente como sujeto de regulación en tanto actor involucrado en la vida escolar. Se le ve sólo como figura de autoridad y como agente regulador pero no como alguien que también debe regir su conducta por ciertos parámetros disciplinarios y que puede ser protegido por las normas de la comunidad. En este sentido, los reglamentos parecen sostener que sólo el destinatario del servicio educativo (estudiantes, padres) tiene que limitar su libertad, apegarse a criterios de conducta y, en algunos casos, recibir protección a sus derechos; no así quien lo ofrece.
La construcción de un sistema de convivencia en las escuelas, desde una perspectiva democrática y con enfoque de derechos, es indispensable para el logro de los fines establecidos en la legislación educativa nacional. Desde esta óptica, es necesario que en cada comunidad escolar sus integrantes revisen periódicamente las normas que regulan su convivencia, planteándose preguntas como las siguientes:
o   ¿A quiénes están dirigidas las normas que rigen nuestra vida escolar?, ¿a quién (o quiénes) se excluye y por qué?
o   ¿Qué tipo de valores o derechos buscamos proteger?
o   ¿Cuáles son los principales contenidos o asuntos de la convivencia que se regulan?
o   ¿Esa elección es congruente con los valores y derechos que decimos proteger?
o   ¿Qué enfoque normativo prevalece en nuestro reglamento?, ¿qué sería necesario modificar para promover la apropiación de la norma por convencimiento de su valor y no por temor a la autoridad o a recibir un castigo?
Pese a la diversidad de las funciones en los reglamentos se nota una profunda preocupación por una en particular: el control de la conducta. De ahí que los temas más frecuentemente abordados sean los relativos al Orden y disciplina. Este énfasis no es ajeno a las complejas condiciones de organización de una escuela y la necesidad real de establecer límites y marcar pautas básicas para el desarrollo de su tarea formativa. Tampoco es lejano a la existencia de necesidades específicas, como combatir el ausentismo, evitar la violencia, prevenir adicciones o incluso remediar la ausencia de hábitos mínimos de higiene, entre otras, hacia un mejor funcionamiento de la institución escolar a fin de brindar una mejor educación.

CONCLUSIÓN:

Hablar de normas y la regulación que estas brindan, en definitiva sería lo ideal para toda institución el hecho de que cada una de ellas se cumpliera, ya que permitiría el correcto funcionamiento de la misma. Al planear u organizar el funcionamiento de cualquier institución, siempre ese trata de prever ciertas contrariedades que puedan surgir en el camino hacia las metas y objetivos es ahí donde surgen las normas; sin embargo ha quedado demostrado que no siempre se cumplen, pues nunca falta aquella persona que esté en desacuerdo con algo.
Referente a las instituciones educativas, aun cuando el padre de familia firma un reglamento escolar y a los días llega su hijo con algún reporte de que violó alguna de las reglas, en la mayoría de los casos el padre de familia reacciona de una forma contradictoria, pues exige calidad en la educación pero no apoya para que esto sea logrado.
Por ejemplo el uniforme escolar, se pide en el caso de las niñas de secundaria que este sea cuatro dedos debajo de la rodilla pero la mamá se lo manda hacer cuatro dedos pero arriba de la rodilla aun habiendo firmado  el estar de acuerdo con el reglamento escolar, argumentando que a la niña no le gustan las faldas largas, con esto solo está promoviendo que la niña simplemente no muestre interés alguno por sujetarse a las reglas y normas, si no lo hace desde lo más básico en su temprana edad, no podemos esperar que al ser una persona adulta lo haga con el reglamento laboral.
Ejemplos hay muchos, pero si no educamos a nuestros hijos en cuanto al respeto de las reglas y normas, tampoco podemos esperar que lleguen a ser grandes ciudadanos, pues a donde vayamos sabemos que hay reglas que obedecer.
El éxito de una institución educativa radica en gran manera en el cumplimiento de sus normas.
Si no hubiera norma alguna que regulara el funcionamiento de la institución, imaginen que cada quien llegara a ella a la hora que le pareciera, se retirara de la misma manera, no cumplir con el uniforme que lo distingue como estudiante o trabajador, no cumplir con el trabajo asignado o una tarea, simplemente no tendría sentido alguno la existencia de dicha institución.

BIBLIOGRAFÍA








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